Sin duda, podemos sentirnos, muy satisfechos de un club que ha sabido hacer bien sus deberes y debemos de agradecer con nuestro incondicional apoyo el trabajo, esfuerzo y sudor que están realizando nuestros jugadores que se dejan semana a semana la piel en el campo defendiendo los colores de nuestro equipo y elevan a lo mas alto el nombre de granada y su ciudad.
Además todos sabemos que el primer equipo es el espejo donde se miran los niños y jóvenes de la cantera, que tienen en él su referente y su escuela a seguir, imitando a los jugadores de la primera plantilla y tendríamos que llevar con orgullo que nuestra seña de identidad fuera el juego limpio y la honestidad como valores granadinistas dentro y fuera de los terrenos de juego. Se que la afición desea un equipo aguerrido, con tesón, duro, que nos haga sentir orgullosos de la historia y leyenda de este club pero no debemos confundirnos, como estas ultimas semanas, haciendo un juego bronco, marrullero, lleno de tarjetas y entradas a destiempo que supone la eliminación de algún jugador y un sobreesfuerzo de los demás jugadores del equipo dejándonos en clara desventaja hasta el final del partido.
Somos un club importante, nuestro granada es un equipo sin disfraz, de nombres importantes, de luchadores pero con clase, y por eso vamos a ir al estadio para animar a nuestros futbolistas o a comprar una papa asada en el descanso, o a comer pasteles con el gordo, o incluso a saltar la valla de fuera con el traje del Hipercor, pero siempre estamos ahí, cantando nuestros goles, animando a Wenceslao Nyom, a Dani “guapo” Benítez o a Martín-Vicente Ortega y vamos a caminar con ellos como lo hace tres dedos desde el Zaidin hasta Armilla, con su pata de palo sigue su marcha peregrina haciendo el ridículo y no metiendo ni miedo.
Uno nunca se enamora por dinero, o casi nunca, por eso esta semana quiero dedicarle mi columna a mi musa pidiéndole perdón por creer en el amor y no en lo material, por ser águila y no halcón, por intentar volar juntos pero nunca atados, por ser así y dejar que ella lo sea, solo así se consigue el conjuro del amor para perdurar en el tiempo.
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